http://olelibros.com/libreria/divulgacion/260-prendida-de-la-luz.html
* He dejado un ejemplar disponible en la Biblioteca de Alaquás. Mi intención es seguir haciendo donaciones a algunas Bibliotecas de la Comunidad Valenciana.
A continuación trascribo un fragmento del capítulo de las emociones:
**Importante:
no hay que confundir la lástima con la compasión.
Un
buen consejo sería cambiar “sutilmente” los temas habituales de conversación
con aquellas personas que siempre hablan de problemas, conflictos, apuros y
dificultades. En innumerables situaciones adoptan al papel de “víctima de las
circunstancias del mundo mundial”. En efecto, si te relacionas a menudo con
individuos atormentados, no lo hagas desde la lástima pero sí desde la
compasión.
Esta
diferencia de matiz emocional es muy importante, y se debe a que si lo haces
desde la lástima, entonces le trasmites un mensaje indirecto de que es incapaz
de salir de ese conflicto por sí mismo. Por lo tanto, observa el sentimiento
que te invade con la persona que se encuentra mal, y si con tu modo de comportamiento
le sugieres lástima o compasión.
Cuando
cualquiera te da lástima, es como decirle secundariamente que en el fondo le
infravaloras, mientras que si lo haces desde la compasión es distinto, porque
le transmites un mensaje de con-pasión (amor). A través de la compasión le
ofreces una actitud positiva basada en una clase de confianza más solidaria, y
en que él será capaz de encontrar aquellas capacidades más adecuadas para
solucionar sus problemas. Cuando actúas desde la compasión con alguien lo
valoras desde el convencimiento de que es competente para superar sus
adversidades, e incluso le prestas un innegable apoyo emocional.
En resumen, la persona que va de víctima reclama básicamente
una atención amorosa, pero es necesario darle un tipo superior de amor, como el
compasivo, y que le haga elevarse sobre esa situación tan perniciosa. No es un
amor de bajo nivel como la lástima, porque si le das una palmadita al hombro y
le dices: ¡pobrecito!, se trata de una recompensa emocional muy fugaz. Es
indudable que cuando sientes lástima eres una persona empática, pero con esta
actitud no le estás ayudando casi nada, aunque en principio, sobre todo para el
quejoso, esta actitud lastimosa sea beneficiosa al instante porque recibe su
dosis de atención; pero si profundizamos en el fondo de la cuestión, en un
plazo de tiempo mayor que el de la recompensa inmediata, vemos que lo hundimos
con sutileza en su conflicto personal. Ahora ya es obvio que es mejor que no
tengamos lástima de las personas que sufren, y es preferible que les aportemos
una buena dosis de amor- compasión.
*Hablemos
de abundancia y de prosperidad. La negatividad hay que aceptarla con
moderación.
Es recomendable que se
fomenten las conversaciones sobre temas prósperos y de abundancia, ya que con esta nueva actitud se obtendrá un mejor resultado en las
relaciones personales...
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Pero
no neguemos lo negativo, ya que es necesario que aceptemos la negatividad con
cierta moderación. La negatividad hay que admitirla como una parte que nos
ayuda a descubrir la positividad. Reconozcamos las sombras y las luces, ya que
nuestro ser está formado por las dos mitades. Cuando integramos nuestras
sombras vemos nuestras luces porque ambas existen en nosotros, y es
reconfortante recordar que “la luz es la ausencia de la oscuridad”. En cierto
modo es preciso hablar de lo malo en contadas ocasiones para desahogarse y no
hacerlo de forma permanente, o que nos condicione en exceso. Al mismo tiempo,
hay que encontrar las soluciones oportunas al conflicto interior.
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